Casas de acogida para Esperanza Felina. |
"Se buscan casas de acogida." Es este un llamamiento común, habitualmente urgente y extensible a las cientos de asociaciones y protectoras de animales de este país que buscan hogares temporales para casos que, por circunstancias como su edad o su estado de salud, requieren atenciones especiales. Pero, aún tratándose de una pieza clave dentro de los proyectos de rescate, quizá esta forma de colaborar que implica compartir un rincón de tu casa, de tu familia, de tu tiempo y de tu corazón con animaletes necesitados sea una de las menos conocidas. A causa del perfil de nuestro blog, vamos a centrar la atención de nuestra entrada en las acogidas felinas, aunque queremos aclarar que dependiendo de la asociación con la que decidamos colaborar se pueden acoger desde camadas de perritos hasta cerdos vietnamitas pasando por conejos, iguanas o incluso periquitos, que por desgracia el tema del abandono afecta cada vez a más especies y todos necesitan ayuda.
Ser casa de acogida para un gato consiste en darle alojamiento temporal mientras se le encuentra un hogar definitivo. Los motivos para recurrir a este modelo de estancia familiar y doméstico responden en parte a las características propias y forma de ser de los felinos pues, nos guste o no, los refugios no son lo ideal para ellos. Pero la escasez de hogares temporales disponibles suele obligar a que sólo los casos más complicados queden alojados en casas de acogida: gatitos lactantes y gatos enfermos, con necesidades especiales o muy mayores son los candidatos habituales para ser acogidos por familias, en un intento por garantizar así las atenciones que requieren sin olvidar la importancia de crear o mantener un vínculo con humanos que les convierta en candidatos perfectos para una adopción. Aunque quizá lo mejor para entender en tres minutos en qué consiste acoger sea este vídeo de la Asociación GATA de Madrid que gracias a Carli, su protagonista gatuno, lo explica a las mil maravillas:
Dicho y visto esto, quizá el término clave en esta fórmula de rescate y alojamiento es el de temporal, porque ser casa de acogida no es adoptar y, antes o después, tendremos que despedirnos y desprendernos de nuestro acogido. Y es este un momento muy difícil, un caramelo agridulce que hay que tragar aunque cueste porque ¿cómo despedirnos de ese gatito al que hemos sacado adelante biberón tras biberón? ¿Cómo decir adiós al gatete simpático y juguetón en el que se ha convertido ese chiquitajo escuálido y temeroso que llegó a nuestra casa? ¿Cómo dejar a un lado la conexión establecida con un gato al que has devuelto la confianza en el ser humano? Es duro, muy duro y es la prevención ante este dolor la que hace que mucha gente rechace acoger pero... (y copiamos y pegamos desde la web de la asociación vitoriana Esperanza Felina)
En el caso de que alguien se decida a acoger simplemente debe ponerse en contacto con alguna protectora de su zona para que le expliquen cómo funciona su programa de hogares temporales, siendo importante quizá tener en cuenta un par de cosas. La primera está relacionada con los gastos generados por el acogido (alimentación, transporte, visitas veterinarias...), que suelen correr a cargo de la asociación responsable, aunque es este un tema que es mejor tratar en cada caso en concreto. La segunda es que hablamos de acogida temporal pero sin fecha límite, pudiendo algunas estancias resultar bastante largas. Habrá casos en los que, por circunstancias e imponderables, será necesario reubicar a nuestros acogidos pero no olvidemos que si nos hemos comprometido lo menos que debemos ser es responsables y formales...
En resumen, ser casa de acogida es salvar vidas y eso, queridos gateros, siempre es importante. A quien acoge le queda la satisfacción de haber hecho algo bueno, de haber dado el tiempo y el espacio que necesitaba a un gato que pudo esperar seguro, cuidado y querido hasta encontrar su oportunidad. Y a sus acogidos, la alegría de haber formado parte de una gran familia y de disfrutar de un futuro gracias a la generosidad desinteresada de la persona o familia que le acogió. Pero por si, a pesar de todo, alguien aún se pregunta para qué sirve una casa de acogida, os dejamos un montaje que vale más que mil palabras: el del antes y después de Carli, el protagonista del vídeo de antes, que resume en dos fotos el cambio que experimentó este pequeño gracias al mes brindado por una casa de acogida y que no deja lugar a dudas.
Una confesión: Es muy probable que el flechazo con alguno de vuestros acogidos sea tal que su estancia pase de temporal a definitiva. A nosotros nos ocurrió con Elmo, que entró en nuestras vidas para recuperarse y nos robó el corazón. Pero la idea del hogar de acogida es que ellos lleguen, se recuperen y sigan su camino. Así debe ser, dejando el espacio del que se marcha a recién llegados que necesiten atenciones, mimos y cuidados... Un ciclo de entradas y salidas que, a pesar de las despedidas, merece la pena.
Dicho y visto esto, quizá el término clave en esta fórmula de rescate y alojamiento es el de temporal, porque ser casa de acogida no es adoptar y, antes o después, tendremos que despedirnos y desprendernos de nuestro acogido. Y es este un momento muy difícil, un caramelo agridulce que hay que tragar aunque cueste porque ¿cómo despedirnos de ese gatito al que hemos sacado adelante biberón tras biberón? ¿Cómo decir adiós al gatete simpático y juguetón en el que se ha convertido ese chiquitajo escuálido y temeroso que llegó a nuestra casa? ¿Cómo dejar a un lado la conexión establecida con un gato al que has devuelto la confianza en el ser humano? Es duro, muy duro y es la prevención ante este dolor la que hace que mucha gente rechace acoger pero... (y copiamos y pegamos desde la web de la asociación vitoriana Esperanza Felina)
"Desde nuestro punto de vista, el argumento de “No acojo, luego sufriré mucho al verle ir”, es de un egocentrísmo atroz. Primero es el sufrimiento del pequeño, luego el nuestro. Es difícil verles marchar, decidselo a cualquiera que haya criado a biberón, que haya estado en vela curando heridas o medicando, que haya tenido mordiscos y arañazos de un gato herido ahora transformado en un peque perfectamente adoptable, pero la alegría y el orgullo son enormes, él o ella serán felices gracias a su casa de acogida."
En el caso de que alguien se decida a acoger simplemente debe ponerse en contacto con alguna protectora de su zona para que le expliquen cómo funciona su programa de hogares temporales, siendo importante quizá tener en cuenta un par de cosas. La primera está relacionada con los gastos generados por el acogido (alimentación, transporte, visitas veterinarias...), que suelen correr a cargo de la asociación responsable, aunque es este un tema que es mejor tratar en cada caso en concreto. La segunda es que hablamos de acogida temporal pero sin fecha límite, pudiendo algunas estancias resultar bastante largas. Habrá casos en los que, por circunstancias e imponderables, será necesario reubicar a nuestros acogidos pero no olvidemos que si nos hemos comprometido lo menos que debemos ser es responsables y formales...
En resumen, ser casa de acogida es salvar vidas y eso, queridos gateros, siempre es importante. A quien acoge le queda la satisfacción de haber hecho algo bueno, de haber dado el tiempo y el espacio que necesitaba a un gato que pudo esperar seguro, cuidado y querido hasta encontrar su oportunidad. Y a sus acogidos, la alegría de haber formado parte de una gran familia y de disfrutar de un futuro gracias a la generosidad desinteresada de la persona o familia que le acogió. Pero por si, a pesar de todo, alguien aún se pregunta para qué sirve una casa de acogida, os dejamos un montaje que vale más que mil palabras: el del antes y después de Carli, el protagonista del vídeo de antes, que resume en dos fotos el cambio que experimentó este pequeño gracias al mes brindado por una casa de acogida y que no deja lugar a dudas.
Carli, antes y después gracias a una casa de acogida. Asociación GATA. |
Una confesión: Es muy probable que el flechazo con alguno de vuestros acogidos sea tal que su estancia pase de temporal a definitiva. A nosotros nos ocurrió con Elmo, que entró en nuestras vidas para recuperarse y nos robó el corazón. Pero la idea del hogar de acogida es que ellos lleguen, se recuperen y sigan su camino. Así debe ser, dejando el espacio del que se marcha a recién llegados que necesiten atenciones, mimos y cuidados... Un ciclo de entradas y salidas que, a pesar de las despedidas, merece la pena.
Estupendo, como siempre. Y es muy importante reseñar que aunque no sea una adopción, sino una acogida temporal NO tiene fecha límite y hay que ser coherente: No acabo de entender las muchas llamadas de auxilio "le acaba la acogida". Para mi equivale al abandono.
ResponderEliminarSaludos felinos.
Precisamente esa idea de responsabilidad y coherencia es la que hemos querido transmitir en alguno de los párrafos. Yo veo una acogida como un compromiso y, aunque siempre hay razones de fuerza mayor que pueden obligar en algunas circunstancias a buscar nuevo hogar a nuestro acogido, estoy contigo en que debemos (o deberíamos) ser más coherentes.
EliminarRonroneos, Mi Miga, y gracias por animarnos a continuar participando en el blog :)
Aix Gatera , ya se, ya sé lo que es ser casa de acogida !!!!! pero es que aparte de tener ya tres, y el piso pequeño, la verdad es que creo que si cojo un gatito me lo quedaría y después sino se puede adoptar, aix, aix.... que me pongo muy nerviosa !!!!!
ResponderEliminarRonroneos gatunos !!!!
Lo sé, Lídia, pero también sé que si tú encontraras a un gatete necesitado de verdad en la calle no mirarías para otro lado (que después de tantos años ya nos vamos conociendo...) Así que nada de nervios y una tanda de ronroneos especiales ;)
Eliminar¡Nos vemos!
Pues si, es cierto, ir a a buscar uno ahora no iría ya con tres y los dos que estan en el cielo, aparte de valentí, pero es cierto, me conoces, no miraría a otro lado, nooooo
EliminarBesos y ronroneos
Volviendo sobre mi comentario anterior - y sin querer desanimar a nadie a ser casa de acogida - no creo que con un sitio, un plato de comida, agua, una caja y un arenero basta - hace falta conocimientos. Especialmente para lactantes (socialización), enfermos o maltratados.
ResponderEliminarY creo que precisamente en ello radica parte de la problemática de abandonos etc. en España: la falta de información y conocimiento.
En Alemania se amplió el año pasado la Ley de Protección Animal, que ahora requiere que cualquier persona que trate con animales (cómo tiendas, criadores, pero también protectoras y casas de acogida más grandes) haga un examen para obtener un certificado de competencia (curso previo de varios días), en el que se aprende (en el caso de los gatos) entre otras cosas comportamiento, necesidades especie específicas, problemas de conducta, anatomía, reproducción, alimentación y leyes.
Sé que aquí estamos aún a años luz y ni siquiera muchos buenos libros al respecto (cuando en el extranjero es una rama per se), pero animo a tod@s l@s involucrados en protección animal auto-educarse y pasar esa (in)formación a adoptantes y casas de acogidas.
Ser casa de acogida es una opción maravillosa de poder convivir con un gato y al mismo tiempo ayudarle y ayudar a una asociación protectora, pero cómo todo en la vida, hay que estar preparado para ello. Animo desde aquí a todas las protectoras a preparar unos cursillos básicos para personas voluntarias que se ofrecen a ser casa de acogida, adoptantes - y porqué no otras personas interesadas con gato (en este caso cobrando). Entendiendo a los gatos y previniendo problemas se previene abandonos (o finales de acogidas).
Saludos felinos.
Ains, ¡cuánta razón tienes Mi Miga! Que el saber no ocupa lugar y ayuda mucho.
EliminarRonroneos y a ver si alguien se anima a organizar esos cursos :)